Varios ex jueces australianos enviaron una carta abierta al primer ministro Scott Morrison, pidiendo el establecimiento de un organismo nacional contra la corrupción. Creen que un organismo de ese tipo contribuiría de alguna manera a restaurar la confianza pública en el proceso democrático del país. Los jueces están buscando lo que describen como una «Comisión Nacional de Integridad» para restablecer la confianza pública en la democracia australiana, citando el secreto actual como el núcleo de la conducta corrupta.
Creen que los organismos existentes, considerados supervisores de la integridad del gobierno, carecen de los poderes y los medios para investigar a fondo la cuestión de la imparcialidad y la base de las decisiones que se toman. Pero simplemente establecer estas unidades de supervisión es una cosa, y darles las herramientas y los poderes para realizar la tarea es otra. En algunos casos, estos cuerpos están configurados solo para prestar un servicio de maquillaje para las masas. Por esta razón, el empoderamiento de un organismo anticorrupción es tan importante como su creación.
